Rompiendo los Silos: 4 Pasos Para Generar Impacto Colectivo

Por: Marco Vinicio Villegas. marco@advocacylatam.org

«las organizaciones que trabajan para lograr resultados comunes, dentro de una amplia red coordinada -no sólo en sus propios silos- están mucho mejor equipadas para resolver los problemas de la sociedad».

Stanford Social Innovation Review (2011)

En medio de la crisis social y económica más importante que vive el planeta, mantener nuestras organizaciones y nuestros programas sociales a flote, o impactar más y mejor, se vuelve el imperativo de todos y todas. ¿Pero cómo superar los obstáculos que siempre hemos enfrentado?

Rompiendo el Pensamiento de Silo.

Si no estamos muy familiarizados con la agricultura, un silo es una de esas estructuras que se utilizan para almacenar los granos y otros materiales a granel, normalmente son torres de forma cilíndrica y todos tienen una característica evidente: Son cerrados.

Lo mismo suele pasar con las organizaciones y los programas sociales. Estamos muy acostumbrados a pensarnos como individuos, como organizaciones o como programas aislados. Es decir, que desde su realidad y sus limitaciones, impacta a una determinada población, con una metodología y una historia propia. Sin embargo, ahí afuera hay cientos de personas, probablemente decenas de organizaciones o de programas que están haciendo cosas similares. Tratando de resolver problemas probablemente muy relacionados al suyo. ¿Ha pensado en un acercamiento? ¿Ha pensado en cómo puede impactar mejor si lo hace en conjunto?

Por supuesto que romper el silo es difícil, si no ya lo hubiéramos hecho antes, pero estamos en una época en la que todo lo que dábamos por sentado, de alguna forma ha cambiado. Aquí le compartimos algunas ideas para generar Impacto Colectivo:

  1. Mantener un nivel saludable de apego emocional:

El sector social se caracteriza por lo emocional y la pasión. No es extraño encontrarse los casos de Asociaciones, Fundaciones o programas sociales en las empresas, que nacen motivados por una historia personal o familiar (Ej: Mi mamá, la fundadora, creó este programa para ayudarle a X población, por eso nosotros lo seguimos haciendo y queremos que ese legado prevalezca, y que además se mantenga su nombre)

Definitivamente es un motivo no solamente noble, sino también digno de destacar y admirar el legado de una persona expresado en una organización (La historia está llena de casos) Pero pensémoslo un poco más. ¿Cuál es exactamente el legado del fundador o fundadora? ¿Será el deseo de que su nombre aparezca en la pared de enfrente o que se impacte a esa población determinada? Mantener un nivel saludable de apego emocional es sumamente complejo, se trata de afectos, de familia y amigos.

Es necesario tener apego emocional por nuestras causas, ese es nuestro motor, pero lo que no debería suceder, es que el apego emocional nos impida acercarnos a otro proyecto o a otra organización y establecer esfuerzos conjuntos para impactar colectivamente.

2. Problemas complejos requieren grandes soluciones

Los grandes problemas sociales, económicos y ambientales que vivimos actualmente, y los que viviremos aún más en la era post-COVID, requieren de soluciones que sean del mismo nivel de complejidad y alcance.

A veces el apego emocional con el proyecto, nos hace pensar que somos nosotros los que podemos dar la solución definitiva, cuando ahí afuera hay iniciativas similares, luchando por los mismos recursos, intentando impactar a la misma población, de la misma forma. Si lo que realmente nos mueve es el impacto, más tarde que temprano nos daremos cuenta que una de las maneras es tejer redes que generen impacto colectivo.

3. Se requieren plataformas compartidas para generar ese Impacto Colectivo.

Generar colaboración requiere tiempo y las personas en las organizaciones o en los programas sociales lo tienen muy limitado. Para generar impacto de manera colectiva y que cada organización rompa su silo, también se necesita invertir en una plataforma que lo permita. Debe haber un grupo de personas totalmente casadas con la posibilidad de que el sector o el conjunto de organizaciones genere impacto colectivo, y dedicarse a ello de lleno y con entusiasmo. ¿Alguna vez ha pensado que usted puede tener un liderazgo sectorial más allá de su organización?

4. Mida el Impacto de su Organización.

Finalmente, pero quizá el primer paso y más importante: La única manera de romper el silo y generar impacto colectivo es que cada organización pueda ver más allá de su metro cuadrado. Es decir, que no solamente mida los resultados de corto plazo de su programa (outputs) sino que poco a poco se enfoque en los resultados de mediano plazo (outcomes). Es ahí donde se observan los verdaderos cambios sociales, y es así, desde ese lenguaje, en el que naturalmente se dan las conexiones con otras organizaciones.

¿Qué es Impacto Social?

 

Vamos al punto, podemos definir Impacto Social como el efecto sobre las personas y las comunidades que se produce como resultado de una acción o inacción, una actividad, un proyecto, un programa o una política.

Hasta ahí no suena tan mal, pero vamos poco a poco:

  • Efecto sobre las personas.
  • Una acción o inacción.
  • Resultado de actividades, proyectos, programas o políticas.

Pareciera ser entonces, que algo que le afecte positiva o negativamente a las personas, como parte de alguna actividad, ya puede ser considerado Impacto Social. Bueno, la respuesta es un poco más que eso, veamos: Si somos parte de una organización, de seguro es porque principalmente buscamos generar un cambio de largo plazo en las personas con las que trabajamos. Muy bien, pero…

¿Cómo saber si estamos haciendo un cambio?

La pregunta clave que en algún momento nos hemos hecho. Si mi organización o mi programa está trabajado duro, si veo los rostros de las personas todos los días y noto que hacemos «algo bueno» ¿Por qué me debería de preocupar por demostrar ese cambio que yo observo? Bueno, porque en este momento no es suficiente con creer que hacemos el bien, o estar convencidos de eso. Necesitamos pruebas. Los gobiernos, los donantes, los inversionistas, los organismos internacionales, las comunidades, los potenciales beneficiarios, los voluntarios y otras partes interesadas, requieren elementos concretos para poderse relacionar mejor con nuestra organización o con nuestro programa.

El Impacto Social se encuentra ampliamente estudiado, de manera que ahora contamos con metodologías que nos permiten medir diversos grados de certeza para afirmar si una organización, un programa o una actividad, generan de alguna manera ese cambio que esperamos.

La época de «creer que lo que hacemos es bueno» es parte del pasado; especialmente en un planeta que se debate en medio de crisis sanitarias, económicas y climáticas. Los recursos en manos de las organizaciones deben ser optimizados. Las poblaciones más vulnerables de Latinoamérica requieren, que quienes están trabajando por mejorar sus condiciones, lo hagan con la certeza de que sí se puede generar un impacto.

Para esto existen al menos 5 niveles en la medición del Impacto Social, dependiendo del grado de rigurosidad y complejidad de la medición:

La experiencia nos dice que todavía quedan organizaciones que no han comenzado el camino de la medición, es decir no solamente no tienen datos, tampoco tienen el compromiso para avanzar en esta ruta. Estas son las que a nuestro criterio, corren mayor riesgo en la nueva realidad.

Por otro lado, tenemos las organizaciones que quieren avanzar en este camino, pero tienen dos dificultades principales:

  • No saben cómo hacerlo: Saben que es importante, pero no encuentran el acompañamiento adecuado y tienen muchas dudas sobre la metodología que se tiene que usar, además, no cuentan con el tiempo suficiente.
  • Creen que es excesivamente costoso: Al no tener claro los pasos o los niveles de medición, terminan asumiendo que la medición de impacto es costosísima. Esto les impide comprender que, si bien es un proceso riguroso, el tamaño de la inversión depende de que tan lejos se pueda llegar en la pirámide, pero que existe un Nivel Demostrativo que es válido y aceptado.

Una vez superados esos dos obstáculos, las organizaciones están listas para avanzar en los siguientes niveles. Desde ya hay que decir que estar en un Nivel Causal (entre 4 y 5) es complejo y suele ser un proceso observable solo en el largo plazo. Por otro lado el Nivel Demostrativo es menos complejo y sin embargo, permite mostrar resultados claros a las partes interesadas y además mantener un monitoreo año con año para identificar brechas y aplicar mejoras.

Un estudio de 2016 en Holanda, evidenció que prácticamente la mitad de las empresas sociales analizadas, ya estaban haciendo algún tipo de medición de impacto, la mayoría en los niveles 1 y 3. Dentro de las organizaciones que manifestaron NO medir impacto, las principales tres razones para no hacerlo fueron como ya se dijo: No habían encontrado aún la metodología, No se contaba con los recursos o No había tiempo.

En Advocacy – Latam le ayudamos a superar esos dos obstáculos principales ofreciendo una metodología clara y un servicio accesible para su organización.

El país en el que opera y la región Latinoamericana necesitan que su organización demuestre todo lo bueno que hace. Nosotros le ayudamos.

 

 

Compitiendo por los Recursos

Recientemente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL, publicó en su Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe, 2020 los resultados en materia fiscal para nuestra región con motivo de lo que ellos mismos llaman «la mayor crisis sanitaria, humana, económica y social que la región haya enfrentado en el último siglo».

Si de por sí, nuestro poco articulado sector en la región, ya era débil en comparación con otros ecosistemas de ONGs en Europa o Estados Unidos, no es de extrañar que debido a la pandemia, la tasa de mortalidad de organizaciones de la sociedad civil, también se dispare; como lo está haciendo ya la tasa de mortalidad de las pequeñas y medianas empresas y la pérdida de millones de empleos en Latinoamérica (11.6 millones de personas sin trabajo al finalizar 2020)

La pobreza extrema aumentará este año según el Informe en 15.9 millones de personas y por lo tanto el logro de los ODS en la región se ve comprometido. Ahora con más razón habrá mayor presión por un uso óptimo de los recursos para lograr la Agenda 2030 en todo el planeta. Con este panorama, las ONG seguirán compitiendo por los recursos, en cuatro mercados:

  • Mercado de la filantropía. (Donaciones individuales, crowdfunding, padrinazgo)
  • Cooperación internacional. (Grants de gobiernos, empresas y organizaciones)
  • Transferencias por parte de los Gobiernos (Transferencias directas a nivel local)
  • Mercado de Bienes y Servicios (Venta de bienes y servicios bajo un modelo de empresa social)

Es previsible, que tres de esos mercados se vean contraídos o generen mayor dificultad para acceder a los recursos, sin embargo, aunque el Mercado de Bienes y Servicios también se verá contraído, es ahí donde la mayoría de organizaciones tienen mayor margen de crecimiento porque sigue siendo un terreno poco explorado.

De cualquier manera, para obtener resultados en cada uno de esos cuatro mercados, la organización debe sí o sí, demostrar resultados de su impacto. Por eso, una vez más las características de las Organizaciones Relevantes que ayudamos a construir desde Advocacy – Latam se vuelven imprescindibles en la Nueva Normalidad:

+Tener un propósito social relevante para su sociedad.

+Competir para ser cada vez más eficiente.

+Adaptar las mejores prácticas del sector corporativo, aplicándolas a su sector.

+Optimizar su impacto para hacerlo sostenible y medible.

+Comunicar ese impacto con orgullo a todas las partes interesadas.

¿Y si mi Organización Deja de Existir?

En tiempos de incertidumbre, todos de alguna forma, en algún momento hemos pensado lo peor: Si vamos a terminar enfermando por la pandemia, si vamos a pasar una situación financiera difícil, o que pasaría si la situación financiera que tenemos se llega a empeorar todavía más.

A nivel organizacional, y específicamente hablando de organizaciones sociales, el miedo latente es ¿Y si mi organización deja de existir? Este miedo, conforme pasan los meses, se vuelve cada vez mayor, en el tanto el flujo de caja de cada organización social es severamente golpeado y se recorta al personal.

El mensaje es que nos ocupemos con todas nuestras fuerzas en lograr que ese miedo no se materialice. Sin embargo, podemos aprovechar ese temor, para imaginar eso que antes era impensable: Si mi organización -en la que hago voluntariado, de la que soy parte de la Junta Directiva, la organización en la que trabajo- deja de existir debido a esta crisis mundial sin precedentes… ¿Qué pasaría?

Evidentemente eso implica dolor y sufrimiento, muchas personas perderían su medio de sustento y otras tantas se verían afectadas de manera directa o indirecta: Colaboradores, voluntarios, proveedores, beneficiarios, protagonistas, comunidades y un largo etcétera.

Pero concentrémonos en la palabra clave: Impacto. ¿Cuál sería el impacto social que el país perdería si mi organización deja de existir? ¿De cuánto sería esa pérdida?

Es probable que se nos dificulte responder a esas preguntas, y esto es porque la mayoría de pequeñas o medianas organizaciones, no cuenta con un claro proceso de medición de su impacto. En este sentido, la gran mayoría de las que sí hacen una medición, se concentran solo en los Outputs; es decir, en los resultados de corto plazo que generan las actividades que realizamos. Ejemplo de outputs son, la cantidad de participantes capacitados, cantidad de pacientes atendidos, cantidad de niños o niñas atendidos en albergues, entre otros. Sin embargo, los outputs son insuficientes para demostrar un verdadero impacto.

¿Si nuestra organización no existiera, sería más barato para el Estado, que esos niños y niñas que atendemos, los atienda otra organización o institución pública? ¿Si nuestra organización dejara de existir, esos pacientes que atendemos, serían de cualquier forma atendidos por otras 15 ONGs que tienen un programa similar al nuestro? ¿Si no existiéramos, todas esas personas capacitadas estarían resolviendo por su cuenta y de forma virtual su necesidad de formación?

Hacer el ejercicio de imaginar un escenario en el que no existimos es muy difícil, pero nos permite entender, que mientras esté con vida nuestra organización, tenemos que hacer el mayor esfuerzo para medir de manera objetiva nuestro impacto, por medio de las metodologías que ya existen para esto. En Advocacy – Latam, sabemos que este no es un proceso fácil, pero tampoco es imposible.

En la Nueva Normalidad, en la que los países de nuestra región deben superar crisis fiscales importantes, y que los recursos de cooperación internacional son limitados y los modelos filantrópicos son cada vez más limitados; las inversiones se realizarán en las organizaciones que logran demostrar claramente su impacto, es decir, que demuestren que son relevantes y necesarias para sus sociedades.

 

Organizaciones Relevantes

Las organizaciones sociales que no logren demostrar su relevancia en la Nueva Normalidad, están en riesgo de desaparecer.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2019 Latinoamérica ya era la región más desigual del mundo. Con casi 700 millones de habitantes, esta parte del planeta, seguía condenando a la pobreza a una gran parte de sus habitantes.

Al mes de junio de 2020, la crisis mundial del COVID-19 ha generado un duro golpe para los países de la región. El número de casos aumenta más rápido aquí que en cualquier otra parte del mundo.

Esta situación afecta directamente a las organizaciones sociales, la mayoría dependientes de fondos de cooperación y filantropía para poder seguir cumpliendo su misión. Esto ha provocado el cierre de muchas de estas organizaciones y la irrelevancia e inactividad de otras tantas.

En este escenario, las organizaciones sociales que no logren demostrar su relevancia en la Nueva Normalidad, están en riesgo de desaparecer. Es por eso, que juntos, debemos esforzarnos por crear un nuevo modelo: Organizaciones Relevantes, Organizaciones Vibrantes. En 2015, Jim Ritchie-Dunham, autor e investigador, desarrolló un proceso de investigación, ampliando el concepto de organizaciones vibrantes y su correlación con la generación de valor agregado y mayor impacto social. Es por eso, que partiendo del concepto de culturas vibrantes en las organizaciones, desarrollamos el concepto de la Organización Relevante, como aquella que:

+Tiene un propósito social relevante para su sociedad.

+ Compite para ser cada vez más eficiente.

+Adapta las mejores prácticas del sector corporativo, aplicándolas a su sector.

+Optimiza su impacto para hacerlo sostenible, comunicándolo y sintiendo orgullo por todo ello.

El futuro del sector social, de las ONGs sin fines de lucro y todas aquellas organizaciones movidas por una misión social, pasar por la reinvención, ahora más que nunca, hacia la relevancia.